miércoles, 6 de junio de 2012

La presidenta de Brasil aprobó la Ley General de la Copa del Mundo 2014

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aprobó (aunque con algunos vetos que no serían relevantes) la Ley General de la Copa, que reglamenta la realización del Mundial de Fútbol 2014 en Brasil.
Dilma Roussef Brasil 2014
Lo establecido en la Ley General de la Copa es uno de los requisitos exigidos por la FIFA para conceder la sede del mundial a un país, y éste documento fue muy discutido en el Congreso Nacional brasilero, con distintas posiciones al respecto, y sobre el que la misma FIFA presionó en distintas oportunidades.

En el balance general, da la sensación que la presidenta brasilera logró obtener una "ganancia" al conseguir beneficios para el pueblo.



Rousseff mantuvo el artículo que no prohíbe ni autoriza la venta de bebidas alcohólicas en los estadios y sus alrededores durante los partidos, por lo que como la legislación al respecto no dice nada sobre el asunto, se alentaría la venta de bebidas alcohólicas, cuestión que está prohibida por el Reglamento del Hincha, una norma vigente en algunos estados brasileros cuyo objetivo es evitar condiciones que favorezcan la violencia en el fútbol.

Éste fue precisamente uno de los puntos que motivó el atraso en la aprobación del proyecto legal por parte de senadores y diputados, ya que lo pedido por la FIFA se contradiciría con lo establecido por las leyes del país carioca.

Al quedar el artículo tal y como lo sancionaron los legisladores, la presidenta deja a la FIFA negociar directamente con los cinco estados (de los 12 que serán sede de la Copa del Mundo 2014) en que está vigente el Reglamento del Hincha para que lo inhabiliten durante el evento.

La presidenta cedió en este punto ante el reclamo de la FIFA pero dejó intacto el punto que otorga descuentos del 50 por ciento en las entradas para estudiantes, ancianos mayores de 60 años y los beneficiados con el programa Bolsa Familia, es decir, los más pobres del país. Éste fue uno de los puntos que más reticencia tuvo de parte de la FIFA, que no quería intromisión del Estado en el manejo y fijación de precios de los tickets y entradas.

Con lo que se podría entender que Dilma Rousseff "canjeó" en la negociación con los dueños del fútbol un punto por el otro: que puedan vender bebidas alcohólicas durante la realización del campeonato, a cambio de obtener beneficios directos para los sectores más postergados de la población brasilera, para que éstos puedan también disfrutar de la fiesta del fútbol.

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